Desde la histórica represión en el bar Stonewall Inn en Nueva York hasta el reconocimiento explícito o implícito a nivel constitucional de la diversidad como un derecho humano fundamental, pasaron décadas para que quienes no conformábamos la “norma” en aquellos años 60 podamos hoy expresar nuestra orientación del placer sin miedo a la exclusión y al rechazo social, tanto a nivel familiar como público.
Aún queda mucho por hacer en tantos rincones del mundo, inclusive en España, para que las personas podamos disfrutar de ser quienes somos, sin etiquetas, sin prejuicios y con derechos reconocidos y efectivamente garantizados. Hasta que esto no sea una realidad para todos, todas y todes, la masonería seguirá su trabajo de aprendiz, puliéndose a sí misma para servir de ejemplo en la sociedad con palabras y acciones, replicando afuera la sabiduría, fuerza y belleza que germina en nuestros templos.
Con orgullo celebramos la diferencia, fuente de amor, riqueza y esperanza, con la que creamos día a día un mundo mejor para reconocernos desde la libertad, igualdad y fraternidad, más allá de toda diferencia.
Eduardo Pastorino Iriondo
Foto:https://www.descubrimontevideo.uy/mes-de-la-diversidad
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