Repasando mis anotaciones, sabía que había escrito una sobre uno de mis encuentros en Castilléjar con Fulcanelli. En ella decía “el hermano reía con mis fantasías”.
Ciertamente, ahora que han pasado días de tu tránsito, tu sonrisa viene a mi mente . Era extraño encontrarte enfadado, en ti predominaba la sonrisa amable, la alegría de vivir.
Me sorprendiste muchas veces con tu vasta cultura, y siempre de una forma humilde , tolerante, abierto a las posiciones diferentes.
Tú eras una de las columnas del Templo de Mariana de Pineda y me reconforta que en los últimos meses , hayas podido llevarte un hermoso abanico de vida en Logia . Nuestra última tenida , el solsticio, yo me encontraba con fiebre y me dijiste , la próxima te quiero lleno de energía y espíritu. Sabías verme y regalarme, como aquel día en Monachil en que me enseñaste y descubrí que la Orden es lugar para los idealistas .
Recuerdo tu hospitalidad haciendo con la hermana Galilei que la cueva se convirtiera para mí y creo que de todos los que os visitaban en remanso de paz , sosiego y tranquilidad.
También tu generosidad a la hora de pagar cuentas y repartir gastos.
Seguramente podría seguir recordando virtudes y momentos pero no es mi intención extenderme , solo escribir unas notas para recordarte y guardarlas en mi memoria y en mi corazón .
De todos tus títulos, el que más me importa con letras mayúsculas es el que te ganaste con tu forma de ser y estar y no es otro que ,
“Mi muy querido hermano”
Hoy ya de vuelta al lado de donde hablamos de los idealistas , he pensado en tu herencia ¿hay algo más hermoso que dejar un grato recuerdo en los corazones?
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